viernes, 29 de octubre de 2010

El Modelo Junguiano de la Siquis


En el modelo de Jung la siquis consta de tres partes: la conciencia, el inconsciente personal y el inconsciente colectivo.
La conciencia tiene un papel secundario respecto a los dos inconscientes. Su función fundamental es servir al sujeto para adaptarse al ambiente. El "ego" es la parte central de la conciencia y tiene la función de otorgar el sentido de continuidad e identidad personal a través de la vida, el sentido de "si-mismo". Esta parte de la mente, que es la conciencia, es la única parte que el individuo conoce directamente. El Yo (ego) por lo tanto no es idéntico a la totalidad de la Psique. Esta actividad yoica organiza la actividad consciente que consta de pensamientos, recuerdos, percepciones y sentimientos conscientes.
Además el yo juega el papel de guardián del umbral de la conciencia, de modo de que todo lo que no entre en su actividad permanece inconsciente. El papel selectivo del yo permite que el individuo mantenga su sentido de identidad y continuidad personal, pues a través de la selección y eliminación de ciertos materiales psíquicos el sujeto se siente organizado y portador de una identidad, identidad que se vería amenazada por la irrupción de la psicosis y la desorganización personal si la función del yo desapareciera por completo. Sin embargo las funciones del yo cuando son en exceso preponderantes, desequilibran la homeostasis con los elementos inconscientes de la psique, y producen determinados trastornos psicológicos como las neurosis.
El inconsciente personal abarca aquellos aspectos de la mente que han sido reprimidos y los recuerdos aparentemente olvidados. También contiene las funciones de la "percepción subliminal" y la actividad de los sueños y fantasías relacionadas con recuerdos, deseos y experiencias personales reprimidas u olvidadas. Jung, en este aspecto del inconsciente personal subscribe parcialmente la concepción de Freud.
El inconsciente personal no se caracteriza Jung por tener solo una carga sexual y/o agresiva. Este punto lo aclara en una concepción de la Libido distinta a la freudiana. La libido o energía psíquica inconsciente que guía las motivaciones humanas tiene para Freud una finalidad sexual, mientras que para Jung tiene un componente indiferenciado al estilo de la energía vital (elan vital) de Henri Bergson . La libido para Jung es una energía vital indiferenciada, el soplo de la misma "alma", concebida psicológicamente. También, el inconsciente personal, puede contener experiencias personales olvidadas o reprimidas por otras motivaciones, y sobretodo en su actividad destacan los "Complejos". El inconsciente personal, a diferencia de los procesos conscientes que pueden ser conocidos directamente al percatarnos de ellos, solo puede ser inferido a través de ciertas actividades humanas como los síntomas, los complejos y los símbolos. Jung propuso que su "test de asociación de palabras" puede detectar los complejos vinculados al inconsciente personal (Freud lo tubo en cuenta, en la época en que ambos colaboraron, pero lo relegó a segundo plano frente a su método de "asociación libre"). En el método de la asociación de palabras se le pide al sujeto que conteste a una palabra, de una lista de unas cien palabras, con la primera que se le venga a la mente. El examinador toma nota de la respuesta junto al tiempo que se tarda en responder. Si el sujeto no percibe inconscientemente que la palabra estímulo no se relaciona con ningún complejo (ver apartado de los complejos) este responderá rápidamente con alguna otra palabra.
Jung consideró que determinadas respuestas indican la presencia de un complejo emocional : (1) una reacción retardada , (2) respuestas múltiples (el sujeto emplea varias palabras como indicador de no control de su respuesta, que intenta ocultar ), (3) respuestas personales (p.e ante la palabra estímulo se responde : bailar--->la amo , azar---->no creo en el) , (4) la perseveración (dar las mismas respuestas ante palabras estímulos muy variadas ) , (5) responder con una asociación superficial (p.e casarse---->casado) , (6) repetir la misma palabra del estímulo , (7) la absoluta imposibilidad de responder (el indicador más fuerte de la presencia de un complejo ) , (8) indicadores de pobre reproducción (cuando en una segunda pasada del test hay más de un 20% de respuestas diferentes puede estar presente un complejo) y (9) la presencia de respuestas emocionales al test como el tartamudeo, el carraspeo, sonrojarse, sorpresa, cambios frecuentes de postura y otras reacciones . La concepción del inconsciente personal se basa en la teoría de los complejos, y difiere de la freudiana, en cuanto al papel autónomo que tienen estos en la concepción de Jung. En el apartado de los complejos nos extenderemos en este punto.
La tercera región de la psique, el inconsciente colectivo, es la más importante en la vida del sujeto. Es el substrato más profundo de la mente, presente en todos los individuos desde su nacimiento. Conforma la dimensión objetiva de la psique (frente a la subjetiva del inconsciente personal) , al contener la experiencia humana de las generaciones de la humanidad . El inconsciente colectivo está dotado de propósito e intencionalidad, cuya fuerza energética reposa en elementos primordiales o arcaicos, llamados "arquetipos" . Esta región de la mente jamás puede enfermar, ya que contiene las experiencias y los mensajes primordiales de la humanidad. Por otro lado el inconsciente colectivo no deriva de las experiencias ambientales y personales del sujeto.
B) LA LIBIDO
En 1912 Jung publicó sus ideas relativas en la libido en sus libros "Transformación y símbolos de la libido" y "La psicología del inconsciente", obras que marcaban sus diferencias y ruptura con Freud. La libido suponía la totalidad de la energía psíquica indiferenciada, de manera similar al "elan vital" de Henri Bergson. La energía general de la vida, que subyace a los procesos físicos y mentales del hombre, constituyen su libido. La conducta humana no está determinada por la libido sexual de Freud, ni por la compensación del sentimiento de inferioridad de Adler. Solo existe la "energía vital indiferenciada" que como fuerza motriz de la conducta puede adoptar la forma de persecución del placer sexual, lucha por la superioridad, la creación artística u otros fines.
La finalidad de la energía vital es fundamentalmente proporcionar la conservación y la continuidad de la especie humana. Una vez satisfechas las necesidades de supervivencia de origen biológico, la energía vital puede ser canalizada hacia otros fines como las producciones culturales o creativas del sujeto.
El "principio de los opuestos" o dialéctica interna de la psique, rige la actividad de la libido, es la ley inherente a la actividad humana. La mente es un sistema que se auto-regula en base a la lucha entre tendencias opuestas. Existe una función reguladora de los opuestos llamada "Enantiodromía" (entropía) que para Jung es la ley fundamental y a la base de todo el funcionamiento psicológico. Este principio de la entropía fue descubierto por el filósofo griego Heráclito, al que Jung estudió profundamente, y llega hasta Hegel en su dialéctica. La energía psíquica es el resultado de una lucha entre actividades opuestas, consciente versus inconsciente, el calor frente al frío, etc. Cuanto mayor es el conflicto y la oposición entre los opuestos, mayor es la energía liberada. La energía mental además sigue el principio de conservación o "equivalencia" que establece que la falta o ausencia de energía en una región psíquica se hará presente en otra área o actividad mental. Otra ley relacionada es la "entropía" que establece que si una parte de la mente o la personalidad se haya cargada de una gran cantidad de libido y otra con poca cantidad, esta irá de la primera a la segunda.
Cuando en la mente existe un equilibrio entre la energía de sus regiones, estando las fuerzas opuestas equilibradas, hay un movimiento de "progresión" suave de la actividad psíquica desde los niveles inconscientes a los más conscientes, experimentando el sujeto un sentimiento de bienestar y felicidad llamado "sentimiento vital”. El desequilibrio produciría un proceso contrario de "regresión" y malestar subjetivo. En este caso la actividad inconsciente invade las capas de la conciencia en explosiones afectivas difíciles de manejar y asimilar. El movimiento regresivo supone un fallo de la regulación consciente ya sea por un exceso de represión o no atención suficiente para captar y simbolizar los procesos inconscientes en marcha, se produce una intensificación de los contenidos inconscientes personales y/o colectivos. Esto puede llevar a la neurosis, si opera un exceso de la represión o de la psicosis si se interrumpe la regulación consciente e irrumpen los simbolismos arcaicos del inconsciente colectivo. El movimiento regresivo puede tener sin embargo aspectos positivos si el sujeto intenta reajustar su armonía de la entropía reintegrando los aspectos inconscientes que han surgido en esta experiencia, como parece que vivió el mismo Jung al observar sus propios sueños y profecías espontáneas sobre la primera guerra mundial.
El gran problema de la psicología para Jung, es la reintegración de los contrarios, siguiendo la ley de la termodinámica de la entropía, cual proceso "alquímico". En su libro "Psicología y alquimia" (1944) se ocupa, entre otros temas de cómo integrar el mal (Satán), asimilándolo en la "experiencia numinosa" . El conflicto interior de la psique y de las experiencias humanas como actividades de esta, entre el consciente versus el inconsciente, el bien frente al mal de las religiosas, y otros conflictos humanos, solo puede ser superado integrando los opuestos.
Integrando la psique inconsciente con la consciente, especialmente atendiendo a los mensajes del inconsciente colectivo, se logra esa experiencia (numinosa) de asimilación entre los opuestos. Los opuestos representan el drama humano, drama que tiene su raíz y su solución en los mensajes de la libido del inconsciente colectivo.
El principio de los opuestos posibilita la comprensión de toda forma de vida como una lucha de fuerza antagónicas (Rubino, 1995). Las grandes cosmovisiones de la humanidad se basan en este principio: la lucha del bien contra el mal, el Ying y el Yang, lo masculino frente a lo femenino, lo consciente versus lo inconsciente, la alquimia y su filosofía hermética, etc. La libido expresa este principio de los opuestos, y es regulada por el mismo. La energía vital de la libido contiene un potencial de mensajes para el propio sujeto que le aportan soluciones para los problemas vitales, problemas que ya vivieron otras generaciones y que se encuentran en los arquetipos del inconsciente colectivo.
C) LOS COMPLEJOS DEL INCONSCIENTE PERSONAL
Un complejo es la imagen de cierta situación psíquica que tiene una fuerte carga emocional y que además es incompatible con la actitud normal de la conciencia.
La vía regia al inconsciente personal, dice Jung, no es el sueño como suponía Freud, sino el complejo.
Los complejos interfieren las intenciones y voluntad consciente, producen alteraciones en la memoria y bloquea el flujo de las asociaciones (p.e test de asociación). Aparecen y desaparecen regidos por sus propias leyes. Influyen de manera inconsciente y se comportan como entidades independientes.
La etiología frecuente de los complejos se encuentra en los traumas o shocks emocionales. Producen el conflicto moral que aparece entre el yo y el inconsciente personal, en los deseos y motivaciones ajenas a la voluntad y la razón consciente.
Tener complejos no se identifica necesariamente con la aparición de una neurosis, aunque tengan una presentación dolorosa. El sufrimiento forma parte de la naturaleza humana, el polo opuesto a la felicidad.
Experimentar un complejo es tener en cuenta la presencia de que estamos ante la presencia de una parte de nuestra psique que no es asimilada y elaborada adecuadamente. Un complejo solo se vuelve patológico cuando lo negamos y pensamos que no lo tenemos. Los complejos se superan asimilándolos al vivirlos completamente, atrayéndolos hacia nosotros, percatándonos en sentido pleno de los mismos.
Para Freud el complejo es una cierta cantidad de energía vinculada a un deseo inconsciente (p.e "Complejo de Edipo" y "Complejo de Electra"). Jung acepta lo expuesto por Freud, pero va aún más lejos en su propuesta de los complejos. Les otorga "vida autónoma" dentro del inconsciente personal. Conforman una especie de entidades independientes y constelaciones que se activan por regiones, de manera autónoma. Los complejos pueden irrumpir en los sueños en forma de disfraz de caracteres, experimentando eventos o roles independiente a su voluntad
Cuando un complejo está muy aislado del resto de los complejos del inconsciente personal, la salud mental se ve comprometida. Igualmente los complejos pueden reactivar los niveles más profundos del inconsciente personal, activando los arquetipos de este otro inconsciente, de modo que puede aparecer la psicosis.
Uno de los complejos más frecuentes es la "persona" (en latín significa máscara). Cada sujeto representa diferentes roles y papeles en la vida (padre, empleado, esposo, etc.), asumiendo esas máscaras. Otro importante complejo es "la sombra”. La sombra contiene los deseos y necesidades que no pueden ser aprobadas por el yo consciente. Viene a ser como una personalidad, dentro de la misma personalidad. La sombra representa los impulsos sexuales y agresivos olvidados o reprimidos. Posee su propia energía psíquica y puede llevar al sujeto a realizar actos peligrosos o irresponsable a los ojos de otros. Un rasgo básico de la sombra, es la "proyección”. Solemos atribuir a las otras
personas, las cualidades malignas y rechazadas en nosotros mismos, aspectos que conscientemente no reconocemos. La sombra es lo más opuesto al "ego"(yo). La sombra de los hombres, además suelen adoptar una forma femenina ("anima") frente a su ego consciente masculino, y en las mujeres la sombra adopta el rasgo masculino ("animus"). La mente de los hombres y mujeres tienen elementos inconscientes opuestos a los de su ego, partes masculinas y femeninas ocultas.
En las actividades donde desciende el nivel de conciencia, como pueden ser ejemplos, los estados hipnóticos, los sueños o el éxtasis artísticos, emergen los complejos del inconsciente personal con actividad propia y autónoma.
Todo complejo consta de: (1) un elemento nuclear significativo, consciente y autónomo, y de (2) asociaciones determinadas vinculadas entre sí por una tonalidad afectiva. Jung adaptó el test de asociación de palabras del psicólogo Wundt al estudio de los complejos, como ya expusimos al hablar de la estructura de la mente. 

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