sábado, 6 de noviembre de 2010

Letras Madre o de fuerza


La primera letra-fuerza es el Aleph. El Aleph representa, pues, lo primordial, el soplo primigenio salido de Kether, el Padre, encerrando en sí todas las potencialidades, pero sin configurar ninguna realización material. Es poder energético, sin el cual nada podría hacerse. Es el principio de todas las cosas; es designio divino y, en el plano humano, es vasto propósito, vasta predisposición para algo que nos sobrepasa, que está más allá de nosotros mismos. En nuestro actual estado evolutivo, no podemos identificarnos conscientemente con el Aleph y cuando esa fuerza es activa en nuestra vida, nos utiliza inconscientemente como instrumentos de Dios.
Respecto a los elementos, el Aleph representa el primer estadio del fuego. Es fuego en semilla, ese fuego que se encuentra en lo profundo de todas las cosas y que les permite arder en contacto con la llama. Hasta en el piedra encontramos encerrado el Aleph, y si rascamos dos piedras, surge la chispa que delata esa presencia, principio de todo lo creado.
En el ciclo zodiacal, en Aleph corresponde al signo de Aries, que también es principio. Ya hemos dicho anteriormente que todo lo que es número uno a cualquier nivel, lo es también en otros ciclos. En el orden planetario, Aleph es el rostro oculto del Sol, ese Sol invisible del que hablan los místicos y que en el árbol cabalístico está representado por Kether.
En el Tarot, el Aleph aparece bajo la imagen del Mago, lámina nº 1, carta indicadora de potencialidades infinitas cuando aparece al inicio de un juego.
La decimotercera letra-fuerza es el Mem. En el estadio anterior hemos visto que se produce la transición entre las ideas y las realidades prácticas. El Mem representa ese estado de las energías cósmicas en que los elementos materiales se ofrecen al individuo para que estructure con ellos su obra. Como el Aleph (1), el He (5), el Teith (9), el Mem es portador de semilla, pero aquí se trata de semilla material para la edificación de formas físicas y formas sociales, es decir, instituciones que han de dar protección a la vida social del individuo, de igual modo que las formas físicas dan sostén material.
En el ciclo zodiacal, el Mem corresponde a Capricornio, y de ese signo, regido por Binah, recoge los materiales físicos que le permitirán construir el universo material. En el ciclo sefirótico, el Mem corresponde a Hesed en su segundo ciclo de manifestación, y de él toma ese carácter de "aguas maternales en las que toda existencia tiene su origen", de las que hablan los cabalistas refiriéndose al Mem.
Se reunirán en el Mem, el poder creador (voluntad) procedente de Kether, por ser una letra Yod, iniciadora de un ciclo, la capacidad fecundadora de Hesed y la facultad de reducir, concentrar y dar cohesión, procedentes de Binah a través de Capricornio.
En el Tarot, el Mem está representado por la lámina nº 13, que lleva el nombre de la Muerte aunque, curiosamente, en los Tarots antiguos esta lámina no lleva nombre. Si Muerte hay en el Mem es una muerte -provisional-, de la espiritualidad, hasta que la redescubra hurgando en las cosas de la Tierra.
La vigésimo primera letra-fuerza es el Shim. Por su situación en la tabla de letras, vemos que el Shim es la tercera fase del Ghimel, que representa ese estado de las energías en que la acción divina se exterioriza a través del hombre, utilizándolo como marioneta inconsciente. Siendo el Ghimel una fuerza Vav, el Lamed es su He-Yod y el Shim su He. Así tenemos que, si en el Reish la semilla de la Divinidad es plantada en el hombre, que la acepta con plena conciencia de su misión redentora, en el Shim se produce la tierra del sacrificio, es decir, constituye el receptáculo en el que la semilla ha de crecer y tomar vida. En los misterios cristianos, las tres últimas letras representan las siguientes fases: Qof, nace el hombre puro, cuyos hombros han de aguantar al redentor del mundo; Reish, el hombre predestinado toma conciencia de su misión y prepara su cuerpo para la labor liberadora; Shim, Cristo entra en Jesús y la naturaleza divina y humana colaboran conjuntamente en la salvación del universo material. El proceso evolutivo Ghimel (3), Lamed (12), Shim (21), será: Dios opera en el inconsciente del hombre (3); el hombre busca su divinidad sumergiendo su inteligencia en las profundidades de la tierra para descubrir las leyes que mueven el cosmos (12); Dios y el hombre han establecido contacto y ya no hay velo alguno que oculte los misterios: el hombre conoce la Ley y actúa al unísono con ella.
En el Tarot, el Shim está representado por la lámina que lleva el nombre del Loco. Con esta denominación, los que nos transmitieron el Libro del Tarot quisieron velar el sublime misterio de la encarnación de la Divinidad en el hombre, y así veremos como casi todos los que se han ocupado del estudio del Tarot han escrito infinidad de despropósitos sobre esta lámina que ya comentaremos en la sección de estudio de los Arcanos Mayores.


Continuacion    http://tarotdegema.blogspot.com/2010/11/relacion-entre-las-letras-del-alfabeto.html

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